Una ‘herri eskola’ comprometida con el medio ambiente en las faldas del monte Hernio
La nueva `Herri Eskola´ (escuela) de la pequeña localidad guipuzcoana de Alkiza proyectada por Soroa Arquitectos y Altuna y Uría no es un centro educativo más: se trata de un moderno equipamiento situado en la plaza de la localidad diseñado bajo parámetros de eficiencia, sostenibilidad y respeto al medio ambiente en el que la madera juega un protagonismo fundamental.
Según explica Pedro Izaskun, técnico de Soroa Arquitectos, la elección de la madera como elemento constructivo responde al interés de los promotores por dotar al edificio de un alto grado de resiliencia y adaptabilidad, dos de los principios, junto con el de sostenibilidad, que han inspirado el proyecto desde un punto de vista técnico y constructivo. El objetivo es reducir al máximo el impacto de esta construcción sobre el medio ambiente, y la madera lo consigue de varias formas. En primer lugar, este material proviene de un proceso industrializado en la que la mayoría de los elementos estructurales como muros, forjados y escaleras, están realizados de forma precisa con madera prefabricada en la propia fábrica. Este hecho permite acortar los plazos de ejecución de obra; minimizar la utilización de agua durante la construcción, y reducir la generación de residuos en la zona de obra y, por lo tanto, su impacto medioambiental. En este caso concreto, el plazo para el montaje de la estructura ha sido de tres semanas.
Además, la madera tiene un alto poder aislante que se traduce en una reducción del 60% en el gasto energético durante la vida útil del edificio, y en un sensible aumento del confort para los alumnos y trabajadores de la `herri eskola´.
Por otro lado, y frente a otros materiales como el hormigón o el ladrillo, las estructuras de madera son fácilmente desmontables al final de la vida útil de un edificio, hecho que aumenta las opciones de reutilización y reciclado. Este tipo de estructuras ha permitido cambiar el ciclo tradicional de la construcción, en el que el destino final era la demolición y el vertido, y pasar a un esquema más sostenible protagonizado por la deconstrucción, la reutilización, la rehabilitación, el reciclaje y la nueva fabricación. A todo ello se suma la polivalencia que ofrece la madera, que permite crear nuevas experiencias de uso con una ligera transformación de sus elementos y particiones desmontables. De esta forma se mejora la usabilidad y la eficiencia de los edificios, que son capaces de adaptarse a nuevas necesidades que puedan surgir en el futuro.
Para cumplir con estas expectativas, Soroa Arquitectos y Altuna y Uría han recurrido a las soluciones de madera contralaminada de Egoin por su experiencia y prestigio y por su contribución a la sostenibilidad del proyecto. El carácter de proveedor local de Egoin le permite minimizar el impacto que tiene el transporte de materiales hasta la zona de obra, racionalizar sus movimientos y optimizar las cargas, y reducir así la emisión de gases de efecto invernadero.
Egoin ha utilizado un total de 300 m3 de madera contralaminada y 3 m3 de madera laminada encolada para este proyecto, que cuenta con una superficie total construida de 825 m2. La estructura está compuesta por una cubierta a dos aguas que integra una planta baja y dos plantas superiores, realizada en madera CLT vista en su mayoría. El edificio destaca por una luz mayor de 6,5 m de longitud que se resuelve mediante un forjado de madera contralaminada de 240 mm de espesor, que cuenta con un voladizo de 3,7 m en punta sobre la entrada del edificio. Las escaleras también están resueltas con estructura y barandilla de CLT vista. La utilización de la madera en este proyecto ha permitido evitar la emisión a la atmósfera de 240 toneladas de CO2.