El sueño de vivir dentro de un árbol

ARTEAGA JUN 2021 043 (1)

La vivienda unifamiliar de Orueta Etxea, diseñada por el estudio Emiliano López Mónica Rivera Arquitectos en Gautegiz Arteaga (Bizkaia), se ha convertido en todo un icono de la arquitectura en madera y cuenta con la certificación Passivhaus de eficiencia energética.

Se trata de un claro ejemplo de sostenibilidad integral y de economía circular, ya que toda la materia prima es de km0: desde las gravas de Ereño y las piedras calizas de Markina hasta la madera, procedente de un bosque de pino plantado por el abuelo del propietario en Mallabia.

Vivir en una casa de madera aporta grandes beneficios a sus usuarios. Al ser un gran aislante natural, la madera disminuye el gasto en calefacción y aire acondicionado, transmite confort y tranquilidad favoreciendo un mayor descanso, regula mejor la humedad teniendo un impacto positivo en la salud y convierte en realidad el sueño de todo niño: vivir dentro de un árbol.

Este es el caso de Orueta Etxea, vivienda unifamiliar construida en Gautegiz Arteaga (Bizkaia) en 2021 en plena Reserva de la Biosfera de Urdaibai, que se ha erigido en un icono de la arquitectura en madera y de la sostenibilidad medioambiental gracias a la obtención de la certificación Passivhaus, que garantiza la máxima eficiencia energética del edificio, y al uso de materias primas Km0.

De hecho, todas las materias primas que se han utilizado para su construcción son de procedencia local: desde las gravas de Ereño, pasando por piedras calizas de Markina para la cimentación, hasta la madera estructural de alerce, procedente de un bosque de pino cercano que fue plantado por el abuelo del propietario en los años sesenta en la localidad de Mallabia, en las faldas del monte Oiz.

La vivienda ha sido diseñada por el estudio barcelonés Emiliano López Mónica Rivera Arquitectos, que asumió el desafío de utilizar para su construcción solo materiales de proximidad con bajas emisiones de CO2, evitando por completo la utilización de hormigón. Así, todo el proyecto se ha resuelto con madera, derivados de la madera, piedra y vidrio. «Hemos apostado por la madera por su facilidad y claridad de diseño y montaje, por la experiencia que ofrece para los sentidos vivir en una casa de madera y por la disminución de emisiones de dióxido de carbono que se consigue escogiendo la madera frente a otros materiales», explican los arquitectos a cargo del proyecto.

Egoin ha participado en todo el proceso de construcción de la vivienda ofreciendo sus soluciones en ingeniería, fabricación y ejecución de estructuras de madera, así como también en la industrialización de los elementos estructurales con componentes como aislamientos y carpinterías exteriores. Para este proyecto, la empresa de construcción vasca ha conseguido llevar la estructura de madera de alerce al límite, ya que, además de ejercer de estructura, sirve de acabado interior de todo el edificio, explotando toda su belleza y brillando con todo su potencial estético y háptico.

En este sentido, tal y como explican desde Egoin, «Orueta Etxea es el paradigma que mejor resume la filosofía y valores de Egoin: la madera como recurso constructivo en sustitución del hormigón, el cuidado y respeto por el medioambiente y la apuesta por el uso de materia prima local».

Un gran Lego de madera

La casa se encuentra en los límites municipales de Gautegiz Arteaga, en Urdaibai, espacio natural declarado Reserva de la Biosfera en 1984 por la UNESCO, y se adapta a la suave pendiente del terreno, respetando el entorno, sin apenas modificarlo ni tocarlo. Las grandes piedras calizas de Markina, asentadas sobre fosos rellenos de lastre, levantan toda la casa del suelo para permitir que la tierra y el aire circulen bajo la casa.

A partir de esta singular cimentación, tal y como recalca López, «todo se construye de manera industrializada, empleando elementos estructurales de madera que llegan a obra en piezas mecanizadas en fábrica para su rápido ensamblaje como si de un gran Lego de madera se tratase».

El proyecto respira madera y realiza un uso totalmente vanguardista de esta materia prima. La madera ocupa todos los acabados exteriores, tanto las fachadas como las cubiertas. En el interior del edificio toda la madera estructural se ha dejado vista aplicando aceites naturales y pinturas de silicato.

Asimismo, todos los materiales empleados en el interior del edificio son libres de emisiones COP (Contaminantes Orgánicos Persistentes) garantizando una alta calidad del aire.

Por su parte, la madera empleada para el exterior es el pino radiata con un tratamiento de acetilado natural que le otorga propiedades más duraderas frente al clima oceánico templado, propio de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai,, en donde abundan las lluvias a lo largo del año.  A este respecto, la cubierta a dos aguas en toda la casa expele la lluvia creando una intensa cortina frente a los grandes ventanales y recolectándose en el perímetro de la casa a ras de suelo.

Consumo energético casi nulo

El diseño y construcción de la vivienda ha seguido los estándares Passivhaus, con el objetivo de lograr un edificio de muy baja demanda energética. Para ello, la construcción del edificio ha contado con el asesoramiento del arquitecto Iñaki del Prim, del estudio blancodelprim y experto en arquitectura ecopasiva.

«Para alcanzar la obtención del certificado Passivhaus Classic, que garantiza la extrema eficiencia energética del edificio, hemos tenido que hacer frente a una serie de retos: desde la forma de la vivienda no canónica dentro de las recomendaciones del estándar Passivhaus, una superficie de envolvente térmica mayor de lo habitual al estar la casa elevada sobre el suelo, la enorme puerta corredera de 7 hojas con perfilería de aluminio que conllevaba una pérdida energética importante, la simulación energética de detalles constructivos no habituales, así como el sobrecalentamiento que pudieran provocar las orientaciones de la vivienda en los grandes ventanales», narra del Prim.

En este sentido, ha sido de gran ayuda el sistema constructivo en base madera utilizado en la envolvente estructural del edificio, dando como resultado un edificio de calidad arquitectónica excepcional, conjugando eficiencia energética y belleza, bajo los requisitos de Certificación Passivhaus.

Gracias a este estándar, y al complemento de placas fotovoltaicas que se instalarán en el exterior, la vivienda logrará convertirse en un edificio de energía positiva, dado que la generación de energía solar será mayor que la necesidad de consumo de la vivienda incluyendo la carga de los coches eléctricos de los propietarios.

La vivienda ha obtenido la calificación energética de clase A con un consumo energético de 22,43 kWh / m2 al año y unas emisiones de 3,83 kg de CO2 / m2 al año. La potencia contratada con la compañía eléctrica es de 4,6 kW.